Y te volví a mirar. Te miré de nuevo. Igual que todas las mañanas, mi mirada recorrió en cuestión de segundos tu piel morena, tus ojeras, tu cabello, tu boca, tus ojos. Me detuve en tus ojos. Les presté dos segundos más de atención que al resto de ti. Sentí inmediatamente el escalofrío helado que recorrió mi espalda, y la negrura de tu mirada se tragaba mi propia oscuridad.
En la noche te volví a mirar, pero fue diferente. Te miré con detenimiento. Tu cabello cuidadosamente alborotado se estremecía con el roce de tus manos duras. Tu sonrisa era para mí, mía, por mí. Tus hombros, tu cuello, tu pecho, tus orejas, eran míos, todo, todo mío.
Y no sólo te miré. Te toqué. Y nuestra oscuridad nos tragaba, voraz, asesina, demente, como yo, como tú. Te probé. Mi lengua recorrió gustosa todos los caminos que mi mirada solía trazar por las mañanas. Todo lo que mis manos descontroladas y temblorosas conocían de memoria, de ensueños, se deshacía entre mis dientes. Probé con mi boca traviesa la sangre en las heridas que mis uñas abrían en tu piel.
Me deslizaba entera por tu cuerpo, bañándome con tu sudor, muriéndome de oscuridad, escuchando tu respiración acelerada junto a mi nuca. Tu sonrisa me invitaba a continuar y me estremecía. Tú estabas nervioso, inmóvil, dejándome tenerte. Porque también tú lo soñabas. Me besaste en la boca. Una vez. Y te detuviste de inmediato, con tu mirada fija en mis ojos.
A la mañana siguiente te volví a mirar. Te miré de nuevo.
I every time spent my half an hour to read this blog's articles or reviews all
ResponderEliminarthe time along with a mug of coffee.
Also visit my weblog ... hop over to here - -