20111127

JUEGO DE MESA

El caballito blanco, en su afán por salirse del tablero, se hace amigo de la mula de seises del dominó. Brincan juntos de un espacio a otro, en diagonal, en zigzag y en línea recta. La ficha se enamora de un alfil y escapan montados en el caballito. El caballito rebelde los tira encima del az de diamantes y los deja amándose alocadamente. Entonces el caballito blanco encuentra un botón negro que le habla en inglés sobre la guerra contra los botones rojos y mientras tanto rueda hasta ellos una canica amarilla que intenta convencerlos de algo que ellos no entienden porque la canica es una dama que habla en chino. El caballito corre hasta que un palillo chino, pariente de la canica, que lo atrapa y lo tira sin querer en un tazón con botanas. Cree que va a ahogarse hasta que una luneta lo salva y lo devuelve a la mesa. Después de relinchar agradecido, el caballito blanco encuentra una yegua negra y se van galopando juntos hasta que ven una torre que les sirve de escondite. Así termina otra partida con las piezas de los juegos de mesa que aún no se me pierden.
Cinthia

Andrea González
Ilustración: Cinthia Flores.

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