20111127

VIERNES DE ABSTINENCIA

viernesDesearte en viernes antes del mediodía y creer que te tengo porque deseo tenerte. Con las siete letras te deseo. Con esa terquedad de quienes queremos quemarnos con el sol del otoño recién nacido. Como los que deseamos el vino de las seis pero tenemos miedo de echárnoslo encima. Y así correr de ventana en ventana buscando el sol que se esconde en los vidrios mugrosos de una casa escondida. Así son los viernes para los que vemos una sola vez los ojos de lo que deseamos, y luego un eclipse se interpone entre nosotros y la hoguera de una feliz muerte. Así es desearte en viernes. Como dejar que los frascos de tinta se pudran entre escombros y huesos de duraznos. Así nacen los escalofríos.
Dame un beso. Dame otro beso. Dame uno más. Dame lo que no pueda conseguir de ti. Por lo menos un recuerdo diferente a los dos que guardo a tus espaldas. Dame un calor que haga hervir mis ayeres hasta que se evaporen. Déjame beber de tu vida la plata y la luna. Haremos sólo ahora y sólo aquí lo que yo quiera, y lo que quiero es llenarte de algo que tú no conoces.
Date la vuelta y mírame y déjame verte. Déjame ver lo que pude ver pero no supe cómo. Una vez más. O mejor aún: una sola vez. Una primera ocasión para encontrarte y mirarte. Y si puedes, mírame. Y, si todo eso no es suficiente, déjame quererte, aunque sólo pueda hacerlo yo, aunque sólo pueda ahora. Déjame con sólo un final para el cuento de un encuentro. Escríbeme el final de las oraciones. Escribe ahora que aún es viernes.

Andrea González
Ilustración de Cinthia Victoria

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